¿Será que el Ratón Pérez puede esperar afuera?

Hace unos días en la consulta recibimos a Luciano, un niño de 7 años que no se le había caído ningún diente. Su mamá estaba muy preocupada porque a muchos de los chicos de su salón ya se le habían caído varios. Se acostó en la silla dental, limpiamos sus dientes con pasta dental con sabor a arándanos y luego los revisamos. Nos dimos cuenta que tenía los dos dientes centrales de abajo muy flojos, tanto así que cuando les colocaba el aire parecía que bailaban. Le comentamos a la mamá que los dientes estaban muy listos para caerse, y que era normal que a su edad no se hayan caído pero que tenía que moverlos más. En ese momento, Luciano nos interrumpió:

-Luciano: Dani, ¿es obligatorio que el Ratón Pérez entre a mi cuarto para que se lleve mis dientes? 

-Dani: No necesariamente. Pero, ¿por qué decís eso?

-Luciano: Es que pensándolo bien, creo que por eso mi diente no se ha caído, tengo mucho miedo de que entre un ratón a mi cuarto, se meta debajo de mi almohada y yo ni cuenta me dé. ¿A vos no te daría asco o susto?

-Dani: Lu, nunca lo había pensado. Me dejaste sorprendida con esto que me acabas de decir. Pero creo que tengo un plan. 

-Luciano: ¡Que bueno! Porque el otro día me asusté mucho, pensé que estaba el Ratón Pérez en mi cuarto por equivocación. Le tiré una almohada, casi quiebro una lámpara, desperté a mis papás y luego no me podía dormir. ¡Fue una noche terrible!

-Dani: ¡Ay Lu! Que susto para todos. Pero ya sé que pueden hacer: vas a escribirle una carta al Ratón Pérez hoy,  y le explicás que no querés que entre a tu cuarto cuando se caiga algún diente. Podés dejarla en la sala, en la puerta de la entrada, en el buzón o donde vos pensés que no lo vas a escuchar. Yo te doy una cajita especial y cuando se caiga un diente lo dejás en el mismo lugar y así el Ratón Pérez respeta y sabe dónde irlo a recoger. 

-Luciano: ¿Cómo no había pensado esto antes? Me daba demasiado susto solo pensar en un ratón entrando a mi cuarto. Gracias Dani, hoy mismo hago esto y ya me puedo empezar a mover mi diente con tranquilidad para que se caiga. 

Este día me dejó con muchos pensamientos en mi cabeza, nosotros pasamos tradiciones que nos enseñaron desde pequeños y nos emociona mucho que nuestros hijos las tengan; pero, hoy en día los chicos tienen una visión del mundo completamente diferente. Tenemos que ser flexibles en estas situaciones y poder llegar a un punto de balance para que nadie tenga malas experiencias, respetar sus opiniones y validar sus emociones. Mi paciente Luciano me cambió mi perspectiva de esta tradición y es algo que día a día pongo en práctica en mi consulta, para que así los chicos vivan la experiencia de la caída de su primer diente de una forma fenomenal y a su manera. 

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